sábado, 11 de septiembre de 2010

ROMA

El vestido romano por excelencia era la toga. En un principio las vestían tanto los hombres como las mujeres, aunque más tarde pasó a ser utilizada sólo por los hombres. La toga consistía en un semicírculo de tela, gruesa en invierno y fina en verano, muy complicada de poner y que dejaba el brazo derecho libre. Según los adornos que llevara la toga, recibía diversos nombres. La toga no la vestían ni los esclavos ni los plebeyos.

Bajo la toga, y con un largo hasta la rodilla, llevaban la túnica, que ceñían con un cinturón y adornaban con una banda.

La mujer vestía generalmente una túnica que le llegaba hasta los pies. La túnica solía estar confeccionada de lana, algodón o lino, dependiendo de la época del año. Sobre la túnica llevaban la estola, el vestido propiamente dicho. Cuando la mujer salía de casa se cubría con un manto (palla), que les dejaba el brazo derecho al descubierto.

Las mujeres solían usar abanico.

El calzado, tanto de hombres como de mujeres, consistía en sandalias, zuecos o zapatos. La única diferencia era el color y el curtido de la piel utilizada para su confección.

Las mujeres romanas llevaban larga y holgada túnica, la stola que tenía muchos pliegues y que para las nobles matronas se adornaba con franjas o ricos bordados, y sobre ella la palla, que se parecía a la toga viril. Cubrían su cabeza con la misma palla o con una cofia que se llamaba mitra o con un velo (ricinum) o una capucha.

La gente guerrera, entre los romanos de los primeros siglos defendía su cabeza con la galea o casco de cuero y placas metálicas y el tronco por medio de una armadura también de pequeñas placas denominada Lórica.
los legionarios protegían el pecho y la espalda con una loriga o coraza flexible de tiras de acero.
Se ceñía la loriga de cualquier tipo que fuera con el cingulum o cintum, cinturón de cuero chapeado de metal y sujeto con fíbula, del cual pendía la espada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario